16 septiembre 2005

¿Un docente decente?

Vaya título, ¿no? Un pelín presuntuoso, ¿verdad? No te equivoques, querido lector. El sentido del título no pretende insinuar que la indecencia campe a sus anchas entre la docencia y que servidor sea el adalid, defensor y epítome de la honradez, la rectitud, la bonhomía y en general todo aquello que asociamos al término decencia. Ese título, simplemente, refleja mi aspiración en este trabajo que hoy desempeño, el de docente. No quiero llegar a ser el mejor maestro, el más sublime profesor, el más insigne educador que hayan visto los tiempos pretéritos o venideros. Sólo quiero ser un buen maestro, un docente decente, en el sentido que recoje el Diccionario de la Real academia en sus acepciones 4 y 6:

decente.
(Del lat. decens, -entis).
1. adj. Honesto, justo, debido.
2. adj. Correspondiente, conforme al estado o calidad de la persona.
3. adj. Adornado, aunque sin lujo, con limpieza y aseo. Tiene una casa decente.
4. adj. Digno, que obra dignamente.
5. adj. Bien portado.
6. adj. De buena calidad o en cantidad suficiente.

Pues eso, aclarado el título de este blog, os dejo hasta la próxima entrada...

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